Qi Gong en 5 pasos

EL CAMINO DEL CIELO

“Cuando en la vida escogemos el camino correcto, la vida nos abre sus puertas y todo sucede de manera afortunada, a esto le llamamos seguir el camino del Cielo”.

A veces nos encontramos con la sensación de que el camino que hemos elegido en nuestra vida se encuentra lleno de obstáculos, o que aquello que hacemos no nos llena realmente, por el contrario, en otras ocasiones parece que todo va sobre ruedas y que la vida nos sonríe. El trabajo, la familia, o las relaciones con los demás, son un buen indicador acerca de cómo vamos caminando por la vida.

En relación con estos asuntos, el Taoísmo nos habla de dos aspectos: el XING y el MING.

XING: tiene que ver con nuestra naturaleza interior, como seres humanos, vivimos entre el Cielo y la Tierra, el Cielo representa el origen de todas las cosas, un origen que contiene un inmenso potencial para crear infinitas formas y la Tierra representa la materialización de ese potencial de creación. En el Ser Humano, el Cielo se manifiesta como la Consciencia Original, que surge de la misma fuente de la creación y que nos mantiene unidos al Cielo, la Tierra se manifiesta como la Mente que adquirimos desde el momento de nacer y que vamos actualizando a partir de las experiencias emocionales en nuestra vida, configurando así el Ego.

El XING es el estado de equilibrio que mantenemos entre la Consciencia y la Mente.

Todas las prácticas de cultivo interno, buscan regresar a esta Consciencia Original. En el Taoísmo, cuando la naturaleza individual de una persona ha llegado a un estado que se llama “Sin ego”, se dice que ha unido su Xing individual con el Xing del Universo, o lo que es lo mismo, “Su Xing seguirá el Xing del Cielo”.

MING: “Es el camino de la vida”, el camino que recorremos desde nuestro nacimiento hasta el momento de la muerte y viene determinado por nuestra naturaleza individual, en cierto modo tiene que ver con la idea de “Destino”, pero para el Taoísmo, el destino no es algo cerrado y establecido desde un principio, más bien se parece al fluir de un río, que en su recorrido pasará por zonas de rápidos, de remolinos, islas, o aguas tranquilas, y dependiendo de la pericia y la disposición del viajero, así será el resultado del viaje.

Según el Taoísmo, la duración de la vida para los seres humanos, debe ser al menos de 120 años.

La duración de nuestra vida, depende de la calidad de la energía esencial con la que nacemos, esto es el JING, y si nuestro JING no tiene carencias, deberíamos de vivir al menos 120 años, por supuesto con una buena salud y una mente lúcida.

Si se muere antes de esta edad, para el Taoísmo, la persona habrá muerto joven.

Un aspecto importante de la sabiduría Taoísta, es el fluir con la corriente de la vida y buscar la línea de menor resistencia, este camino ideal es el que está alineado con la “Voluntad del Cielo”, así ahorramos mucha energía, igual que un navegante que cruza el océano busca seguir las corrientes marinas y los vientos favorables.

El Camino indicado por el Cielo, se siente desde el corazón y no desde la mente, por eso es tan importante acallar a nuestro Ego, para poder escuchar al Corazón.

La mayoría de las personas caminan alejadas de este Camino que el Cielo nos marca, y apenas contactan con su MING por breves instantes para volverse a alejar, así la vida se convierte en un gran gasto de energía y de Esencia (JING), con lo que inexorablemente la vida se deteriora y se acorta.

La relación entre la Energía Esencial que disponemos para vivir, (como el combustible que un vehículo necesita para viajar) y el Camino de la Vida que hacemos (el viaje en sí), aparece reflejado en nuestro cuerpo, según la Medicina Tradicional China, en el punto MING MEN, que significa “Puerta de la Vida, Puerta del Destino, o Mandato Celeste”, y se encuentra por debajo de la segunda vértebra lumbar.

La relación entre la Energía Esencial, el Ming y el Camino que hacemos en la vida, pasa por la salud, pues si el cuerpo no está en buen estado, el MING no estará equilibrado, nuestro cuerpo es el vehículo que utilizamos para la experiencia de viajar y gracias a él completamos nuestro destino.

Cada uno nacemos con un nivel de energía, con algunos aspectos más fuertes y otros más débiles, pasamos enfermedades, vivimos conflictos, tenemos accidentes, pero a pesar de eso todos debemos cultivar el “Camino del Cielo”, ya que se trata de nuestra vida.

JANÚ RUIZ - Instructor de Chi Kung

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